Viajé al desierto y Lolita se metió en mi mochila, sin querer queriendo... Y aquí la tenéis encaramada a una duna con un turbante al más puro estilo bereber, eso sí, con su glamour habitual.
Aquí nos tenéis cenando en la Jaima, ella también quería... Después salimos a ver las estrellas, nunca vimos tantas juntas.
bonito viaje! Lolita ha tenido que ver unos paisajes maravillosos!!
ResponderEliminarSin duda, hermoso, espectacular... también lindos paisajes humanos.
ResponderEliminarUn beso!
Hola guapa
ResponderEliminarTe interesaria hacer un intercambio conmigo, pasate por mi blog.
http://lluneta-lluneta.blogspot.com/
ooohhh º_º
ResponderEliminarque lindo paisaje!!! y muy chula tu koroko!! genial!
Gracias, Troy!!!! Un besito, linda!
ResponderEliminarEncantada, Lluneta, cuando quieras. Dime cómo y nos ponemos, yo nunca hice intercambios, así que tú diriges... Besos!
ResponderEliminarHola Elisa!
ResponderEliminarQue experiencia más bonita viajar al desierto. Ya conozco a más de una persona que regresa enamorada de aquella luz, su color, sus olores...la foto es preciosa. Transmite una paz increible. Estar allí te habrá dejado un montón de sensaciones. Me ha sorprendido verte con un jersei de invierno!!! tanto baja la temperatura al anochecer???
Envidio hasta a tu Lolita, que con su turbante (que le sienta de maravilla) consiguió colarse en tu mochila y vivir esa experiencia ;)
Me alegra de que andes muy liada con trabajo. Se supone que eso es bueno ¿no?
Besitos
PD: Me gusta tu corte de pelo :)
Gracias por todo, Issa! Bueno, tengo más trabjajo que antes, aunque no tiene que ver ni con la interpretación, ni con la danza ni con la artesanía, no es creativo, pero me está enseñando otras partes de mí quizá más desconocidas. Quién sabe, igual me sirve para lanzar más mis productos o atreverme con las tiendas, un tema que tengo un poco aparcado. Así que no me quejo... Fue lindo, sí, el desierto, aunque me quedé con ganas de más, hicimos un tour demasiado largo y fue una paliza de coche. Pero, sin duda, ha sido un viaje lleno de experiencias nuevas. El desierto es como la esperanza del mar, algo así me venía a la cabeza estando allí. Pero es el silencio más rotundo, más puro. Eso es lo que más me gustó. Me impresionó. He vivido mucho tiempo junto al mar, y era extraño estar ahí esperando amanecer y con la sensación de que el mar no andaría lejos... no sé si es muy loco lo que digo... También atravesamos el Alto Atlas y fue muy fuerte pasar por zonas donde no había ni luz ni agua. Nada. Miles de niños que salían de esa nada, descalzos y con una sonrisa grande... Siempre con una sonrisa. Bueno, te contaría muchas cosas, pero lo dejo para otro día. Besos, sputnik!
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